Cruzar el Atlántico era una de las razones de nuestra aventura. Atravesamos tarde y lo sabíamos. Cuando estábamos preparando el barco en Galicia, teníamos prisa. Sabíamos que si pasaba demasiado tiempo perderíamos la influencia de los Alisios y que tendríamos muchas posibilidades de encontrarnos con los llamados vientos de Navidad en las cercanías de Trinidad, vientos muy fuertes del NE.
Nuestra estancia en Cabo Verde se alargó porque no dejaba de soplar muy fuerte, además de las reparaciones; pero tan pronto vimos que la meteo tendía a mejorar no lo pensamos más y salimos. Todavía soplaba y costó salir del pantalán. El viento se aceleraba en el canal entre las islas San Antonio y San Vicente, el catamarán volaba; pero tan pronto salimos del canal y quedamos a sotavento de San Antonio, calma total y motor para salir de la sombra de la isla. Tres horas más tarde ganábamos barlovento y el viento apareció de nuevo, eso si, acompañado de un mar cruzado realmente grande. Olas de cuatro metros, que de vez en cuando rompían en la bañera, alguna nos pilló despistados con la puerta abierta y, en más de una ocasión, hemos tenido que emplearnos a fondo para sacar y secar el agua que había entrado. Esto duró cuatro días. Pasados cinco días se nos estropeó el generador y esto fue un problema porque no podíamos fabricar agua. Comenzamos a racionar y lavar con agua salada. Qué remedio. Si las cosas se complicaban, se podían complicar más y el viento decidió bajar y ponerse de proa, menos mal que duró poco y apareció un viento de través sin ola que literalmente nos hizo volar y fue una singladura que no olvidaremos. Y la suerte nos sonrió y en el curri apareció un hermoso dorado que nos alimentó durante cuatro días. ¡Qué rico. Las guardias se sucedieron sin mayores problemas y Maite las utilizaba para coser la bandera de Trinidad & Tobago. El viento fue a menos y aparecieron los chubascos, nosotros con ellos. -Mira una nube a barlo, vamos allá. Nos pasamos el resto del viaje persiguiendo chubascos. Impresiona, como cuando era niño, el cielo súper estrellado de esas noches y la temperatura, que nos permitía estar en cubierta toda la noche con mínima ropa. Dos días antes de llegar se nos acabaron las reservas de agua para beber de la potabilizadora y recurrimos al agua embotellada. El viento ha desaparecido y tenemos que arrancar motor cada vez más.
Nos estábamos acercando y cierto nerviosismo apareció. La sombra de los piratas tras los dos ataques de las Navidades nos preocupó y extremamos la vigilancia, navegamos sin luces, y desactivamos al AIS, y que alegría ver tierra, ya faltaba menos y nos situamos en el canal de entrada a Charaguamas de madrugada para hacer las últimas millas amaneciendo y sacando fotos de todo. Lo habíamos conseguido. Habíamos cruzado. Ya estamos en el Caribe.
Conclusiones: Los días pasaron rápido. Las guardias se llevan muy bien y no cuesta nada acostumbrarse a esa rutina, hay que decir que el catamarán ayuda. Obligatorio tener más fuentes de energía.
Enhorabuena por lograr vuestra etapa de «conquistadores»??. Ahora a disfrutar del carbe y de su gente. Estamos deseando ver vuestras incursiones por esos mares tan carismaticos. Un abrazo a los dos.
Javier y Loly (morfeo-caney)
Preciosas fotografías
El relato muy bueno
Un beso